LOGRAR LA FORMACIÓN DEL ESTUDIANTE DEL SIGLO XXI: UN RETO
Al realizar una reflexión en torno al estudiante del siglo XXI, surgen una serie de interrogantes, tanto a nivel curricular, como a nivel metodológico en el desarrollo de la práctica docente, pero sobre todo el cuestionamiento se dirige a qué tipo de individuo o ciudadano, se requiere formar para que responda a los retos de esta época tan cambiante en la que vivimos.
Cuando revisamos los datos dramáticos sobre el medio ambiente, los daños ocasionados al planeta tierra y a todos sus elementos que se encuentran en interrelación, como son agua, aire y suelo; la pregunta obligada es ¿qué conocimientos, habilidades, actitudes, destrezas debe poseer el individuo? y ¿cuál es el papel de la educación y en particular de la escuela, para lograr tener una convivencia armónica con el entorno y sus seres vivos? Somos seres racionales y ni siquiera sabemos cuidar nuestra casa mayor que es la tierra.
En las instituciones educativas se trabaja con un conjunto de asignaturas, que posibilitan el logro por el estudiante, de conocimientos disciplinares básicos para que se pueda comprender el universo, la sociedad y la cultura, asignaturas que se trabajan en torno a español, matemáticas, idiomas, artes, entre otras; dan cuenta del avance científico, tecnológico y artístico de nuestro tiempo, pero en esa dinámica de trabajo, de manera sutil y en ocasiones poco perceptible, también se desarrollan temáticas de carácter interdisciplinario, que permiten ir creando el prototipo del estudiante del siglo XXI.
Actualmente en los diversos contextos educativos mundiales, se trabaja sobre lo que se denomina una conciencia global, es decir, que los estudiantes comprendan que existen otros individuos en lugares alejados al suyo, con los cuales se puede establecer relaciones interpersonales y de trabajo, que las culturas y religiones son distintas, que merecen el respeto; la posibilidad de plantear proyectos globales, para la resolución de problemáticas comunes y específicas del entorno en que nos encontramos.
Sin lugar a dudas, el trabajo en equipo es indispensable porque permite el que las ideas particulares se enriquezcan, pero sobre todo desarrolla las competencias y aprendizaje para convivir con los demás ciudadanos, entender y respetar sus formas de vida, así como para interrelacionar y lograr una mejor manera de realizarse como seres humanos.
El planeta tierra es denominado como una aldea global, en donde las tecnologías actuales han permitido el acercamiento e intercambio de formas de convivencia y elementos culturales diversos. Actualmente es relativamente sencillo, el poder comunicarse a lugares distantes utilizando las tecnologías de la información y comunicación, para hacerlo el estudiante debe poseer las competencias de manejo de información y comunicación (TIC), esto implica una enorme responsabilidad en términos éticos, culturales y sobre todo tecnológicos; el problema presente no es la falta de información, sino la enorme cantidad de información que existe por ejemplo en la red, para lo cual el estudiante deberá tener desarrolladas las competencias del manejo de información.
Un punto curricular nodal que a nivel nacional, se percibe como una preocupación y un enorme reto, es el conocimiento y manejo de contenidos en matemáticas y español, así como las diversas competencias que se desarrollan de manera implícita en éstos campos, en el nivel bachillerato los estudiantes llegan con enormes deficiencias en esas áreas, para lograr superar ésta problemática es conveniente diseñar estrategias que puedan incidir y avanzar en su resolución, planteamientos que involucren a los estudiantes, maestros, autoridades y padres de familia, pero que no queden en buenos propósitos o en planes sexenales que nunca se realizan.
El estudiante del siglo XXI, lo tenemos en nuestras aulas, pero que tanto cumple con los estándares internacionales en cuanto a su formación, las diversas evaluaciones han ofrecido datos, que deben tenerse en cuenta y sobre todo trabajar en el logro de competencias, que pongan a los jóvenes en los niveles óptimos de desarrollo, para eso la educación nacional ha seguido la direccionalidad mundial del enfoque educativo por competencias, que tiene que concretarse en las escuelas; de ahí la enorme responsabilidad y sobre todo un reto para los que tenemos la noble labor de ser docentes.
Al realizar una reflexión en torno al estudiante del siglo XXI, surgen una serie de interrogantes, tanto a nivel curricular, como a nivel metodológico en el desarrollo de la práctica docente, pero sobre todo el cuestionamiento se dirige a qué tipo de individuo o ciudadano, se requiere formar para que responda a los retos de esta época tan cambiante en la que vivimos.
Cuando revisamos los datos dramáticos sobre el medio ambiente, los daños ocasionados al planeta tierra y a todos sus elementos que se encuentran en interrelación, como son agua, aire y suelo; la pregunta obligada es ¿qué conocimientos, habilidades, actitudes, destrezas debe poseer el individuo? y ¿cuál es el papel de la educación y en particular de la escuela, para lograr tener una convivencia armónica con el entorno y sus seres vivos? Somos seres racionales y ni siquiera sabemos cuidar nuestra casa mayor que es la tierra.
En las instituciones educativas se trabaja con un conjunto de asignaturas, que posibilitan el logro por el estudiante, de conocimientos disciplinares básicos para que se pueda comprender el universo, la sociedad y la cultura, asignaturas que se trabajan en torno a español, matemáticas, idiomas, artes, entre otras; dan cuenta del avance científico, tecnológico y artístico de nuestro tiempo, pero en esa dinámica de trabajo, de manera sutil y en ocasiones poco perceptible, también se desarrollan temáticas de carácter interdisciplinario, que permiten ir creando el prototipo del estudiante del siglo XXI.
Actualmente en los diversos contextos educativos mundiales, se trabaja sobre lo que se denomina una conciencia global, es decir, que los estudiantes comprendan que existen otros individuos en lugares alejados al suyo, con los cuales se puede establecer relaciones interpersonales y de trabajo, que las culturas y religiones son distintas, que merecen el respeto; la posibilidad de plantear proyectos globales, para la resolución de problemáticas comunes y específicas del entorno en que nos encontramos.
Sin lugar a dudas, el trabajo en equipo es indispensable porque permite el que las ideas particulares se enriquezcan, pero sobre todo desarrolla las competencias y aprendizaje para convivir con los demás ciudadanos, entender y respetar sus formas de vida, así como para interrelacionar y lograr una mejor manera de realizarse como seres humanos.
El planeta tierra es denominado como una aldea global, en donde las tecnologías actuales han permitido el acercamiento e intercambio de formas de convivencia y elementos culturales diversos. Actualmente es relativamente sencillo, el poder comunicarse a lugares distantes utilizando las tecnologías de la información y comunicación, para hacerlo el estudiante debe poseer las competencias de manejo de información y comunicación (TIC), esto implica una enorme responsabilidad en términos éticos, culturales y sobre todo tecnológicos; el problema presente no es la falta de información, sino la enorme cantidad de información que existe por ejemplo en la red, para lo cual el estudiante deberá tener desarrolladas las competencias del manejo de información.
Un punto curricular nodal que a nivel nacional, se percibe como una preocupación y un enorme reto, es el conocimiento y manejo de contenidos en matemáticas y español, así como las diversas competencias que se desarrollan de manera implícita en éstos campos, en el nivel bachillerato los estudiantes llegan con enormes deficiencias en esas áreas, para lograr superar ésta problemática es conveniente diseñar estrategias que puedan incidir y avanzar en su resolución, planteamientos que involucren a los estudiantes, maestros, autoridades y padres de familia, pero que no queden en buenos propósitos o en planes sexenales que nunca se realizan.
El estudiante del siglo XXI, lo tenemos en nuestras aulas, pero que tanto cumple con los estándares internacionales en cuanto a su formación, las diversas evaluaciones han ofrecido datos, que deben tenerse en cuenta y sobre todo trabajar en el logro de competencias, que pongan a los jóvenes en los niveles óptimos de desarrollo, para eso la educación nacional ha seguido la direccionalidad mundial del enfoque educativo por competencias, que tiene que concretarse en las escuelas; de ahí la enorme responsabilidad y sobre todo un reto para los que tenemos la noble labor de ser docentes.